Samael Arnedo, un contratista de obras civiles de 33 años, vivió uno de los sustos más grandes de su vida el lunes a mediodía cuando se encontraban en la fila del peaje de Ceballos y por poco es impactado por una bala en medio de una persecución policial.
El impacto lo recibió el vidrio trasero de su vehículo, que se quebró de inmediato, y una barra metálica que protege al vidrio la cual quedó retorcida. Eran las 12:45 de la tarde.
El afectado recuerda que a esa hora, un delincuente estaba atracando al conductor de una tractomula mientras esperaba en otra fila, y casualmente detrás venía una moto con dos policías que se percataron del hecho. De repente sintió un estallido en su carro pero no imaginó que se tratara de una bala perdida. Al poco tiempo vio corriendo al delincuente hacia la cuneta de Ceballos y escapar con rumbo desconocido.
“En ese instante no dimensioné lo que pasaba, pero a los pocos segundos miré por el retrovisor y vi el vidrio partido. El policía se acercó a mi fila y le hizo un segundo disparo al joven, yo bajé la ventanilla y le dije que le había pegado un tiro a mi carro. Me contestó que no era una bala sino el casquillo, y le dije que no era posible porque cuando eso pasó él todavía estaba a más de 20 metros de distancia. El policía se montó en la moto con su compañero y se fueron”, cuenta el afectado.
No hubo consenso
Tras pasar por el peaje, Samael se parqueó en una estación de servicios cercana y ahí revisó mejor el vehículo, dándose cuenta que la bala, aunque no estaba dentro del carro, iba con dirección a su cabeza. Afortunadamente dio en la lámina antes y se detuvo. Según él, su vida estuvo en riesgo por un acto irresponsable del uniformado.
“A través de unos contactos logré que un superior llamara al policía y lo hiciera ir hasta donde yo estaba parqueado para que arregláramos el daño. Y así pasó. Él llegó y dijo que iba a responder. Me dejó su número de teléfono y se comprometió a pagarme en dos partidas. Quedamos en que yo iba a cotizar el vidrio y le avisaba. Sin embargo, cuando lo llamé estaba en otra actitud y dijo que no respondería porque no tenía dinero y que si quería lo denunciara. En la tarde, nuevamente logré que nos citaran en la Estación de Policía del Nuevo Bosque y allí tampoco pudimos llegar a acuerdos porque siguió desafiante y arrogante, alegando que no iba a firmar ningún acta de compromiso”, agregó Arnedo, quien dijo que en las próximas horas interpondrá una denuncia contra el patrullero por los perjuicios causados.
Este medio se comunicó con la Policía Metropolitana de Cartagena para conocer su versión sobre el hecho, pero no fue posible obtener un pronunciamiento.
El afectado compró el vidrio nuevo por un valor de 680 mil pesos, que salieron de su bolsillo.